Los trenes también se apuntan a la tendencia ecologista, y nuevas tecnologías como la combinación de diferentes fuentes de energía para aumentar el rendimiento ya empiezan a usarse.
Un ejemplo es el tren “híbrido bibi”, de Bombardier. Hizo su viaje inaugural de Paris a Troyes, y según los responsables, fue capaz de reducir un 20 % las emisiones de CO2 respecto a un tren diesel convencional y un 60 % respecto a las de un automóvil. Sin embargo, Bibi no es el primero. Algunos meses antes se estrenaba el Kiha E200 en Japón, que incorpora un motor eléctrico de 95 kW y un diésel de 330 kW, con baterías de ión-litio en el techo. Otros ejemplos son el NE Train o el Green Goat (vaya nombre).
Sin embargo, no todo son bondades. El precio del Bibi que comentábamos antes es entre un 10 y un 20 % más caro, el Kiha cuesta el doble que un tren de las mismas características, y el Green Goat, por ejemplo, ha tenido un precio de 6 millones de euros. Por otro lado, es verdad que disminuiría los gastos en infraestructuras ferroviarias, aunque algunos expertos creen que esta tecnología no se acabará imponiendo en lugares como los EE UU.
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